Lo cierto es que siempre podemos encontrar casos épicos donde una serie de individuos se negaron a rendirse pleitesía, perdiendo así su libertad, con el indiscutible propósito de acabar en su defecto terminando sus días como esclavos en las manos de sus amos. La historia de los 300 hombres que murieron peleando junto a su rey Leónidas, defendiendo el estrecho de las Termópilas podría ser uno de esos hechos emblemáticos que aunque quedan lejos en el tiempo, gracias a cierta labor cinematográfica se quedó intensamente grabada en la mente de una generación que sigue buscando inspiración en el pasado para poder afrontar los tiempos convulsos a los que nos enfrentamos en la actualidad.
Otro caso menos conocido, pero igual de épico y demoledor a la hora de enfrentar el espíritu de libertad que no se deja avasallar por consignas vacías y cobardías varias, es la fortaleza de Masada, la cual resistió a las embestidas de los romanos liderados por Flavio Silva, hasta que se vieron obligados a decidir si acabarían siendo esclavos de los romanos, o preferían morir bajo la espada de sus propios compatriotas. Cuando los legionarios de Silva entraron en la fortaleza, se encontraron con un suicidio colectivo antes de acabar derrotados y capturados por sus enemigos.
Es dificil que a día de hoy podamos llegar a entender ese grado de compromiso con unos ideales, sobre todo cuando no hacemos más que ver una sociedad que carece de valores y principios, más allá de aquellos que son tendencia en las redes sociales. Aún así, soy consciente que existen un grupo de seres humanos que está dispuestos a resistir con su vida el último bastión de libertad que nos queda, los cuales defenderemos con nuestra vida si es necesario. No espero una victoria, aunque si estoy convencido que tal vez una docena de hombres seremos recordados en el futuro, como aquellos que resistieron por defender su libertad.