Descubierta en 1570, entre las ruinas de su Acrópolis y sus plazas monumentales se encuentra el mayor número conocido de jeroglíficos mayas. Copán alberga además un conjunto de esculturas y relieves de una calidad sobresaliente.
Tras vivir entre el siglo III y el siglo X d.c. un apogeo esplendoroso, a partir del año 900 y hasta el 1500 es abandonada paulatinamente. El español Diego García de Palacio descubre el lugar en 1570 y escribe impresionado una extensa relación de sus maravillas. Pero es John Lloyd Stephens quien inicia los estudios arqueológicos entre 1839 y 1841. Copán fue declarada parque arqueológico en 1845, siendo objeto de diversas restauraciones hasta la fecha.
Durante la historia de Copán, la zona fue ocupada por varias comunidades que no dejaron prácticamente ningún resto. Durante el periodo Clásico aparecen en escena los nuevos estadios de la civilización maya, los cuales construyeron templos y terrazas en combinación con grandes plazas enriquecidas con estelas y altares, creando nuevos estilos de cerámica y desarrollando las escritura jeroglífica. Durante la misma época se comienzan a levantar en Guatemala otras ciudades como Tikal y Quiriguá.
El conjunto de la Acrópolis se sitúa sobre una terraza de 5 hectáreas de unos 35 metros de altura profundamente entallada por el río Copán. En un momento indeterminado entre el año 900 y el 1500, este curso se desvió de su cauce y empezó a socavar la base de la Acrópolis, formando así el barranco. Los mayas ya habían presentido tal posibilidad y por este motivo levantaron un muro de contención con piedra y arcilla, que se demostró insuficiente. Durante las excavaciones de los años 40 se devolvió el río a su cauce original, pero nuevas amenazas de desbordamiento hicieron levantar con asistencia técnica de la Unesco, una pared de piedra en 1973, que hasta ahora cumple su papel a la perfección.
Entre las terrazas, pirámides y templos de diferentes épocas de Copán, tienen fama los denominados como el 26, el 11 y el 22. De este último, prestigiosos investigadores han llegado a escribir que es el "más bello y más decorado de los edificios de Copán, por no decir de toda el área maya". De forma alargada y rectangular, está dividido en dos salas de 30 m². Su elemento más excepcional es la puerta situada tras la zona de acceso a través de la cual se penetraba en las cámaras interiores. Antiguamente, la luz filtrada por el zaguán resaltaba la fantasmagórica decoración de la puerta con la representación del dios de la muerte. Las paredes de las estancias, hoy desnudas, bien pudieron haber estado decoradas con frescos. Se plantea que pudo ser el lugar más sagrado de Copán y exclusivamente reservado para los sacerdotes.
Junto a la explanada central, llamada de las Ceremonias, un estadio de 75 m², tres de cuyos lados poseen gradas escalonadas y el cuarto da acceso a la colina 4 al sur. En este llano de localizan diversos altares con un gran trabajo artístico. La explanada de la Escalera de los Jeroglíficos, por su parte, es una de las mayores obras del arte maya. En la plaza se levanta una escalera de 10 metros de anchura con 62 peldaños que en su origen daba acceso a un santuario sobre su cumbre del que se conservan valiosos relieves. La escalera tiene casi 2000 glifos esculpidos, la mayor inscripción de la civilización maya que se conoce, de la que sólo los 16 primeros escalones llegaron a nuestros días en su orden original.
Realzaban más todavía la majestuosidad de la escalinata las estatuas antropomórficas que se levantaban cada 12 peldaños con gran profusión de adornos tallados. Sentadas sobre su pedestal en actitud hierática, dichas figuras parecían esperar impasibles el ascenso del visitante. No todas se han conservado en su emplazamiento original y algunas están muy deterioradas, pero los ricos adornos demuestran la maestría de los artistas que trabajaban la piedra.
En la explanada Oriental se levanta la Escalera de Jaguares, cuyas estatuas tuvieron en su momento incrustaciones de obsidiana negra para imitar el pelaje de los felinos. también se encuentran en esta explanada las obras arquitectónicas de la Tribuna, la estela P y el altar Q.
Copán también es importante por la variedad, perfección y calidad de sus esculturas, cuya expresividad significa la culminación del refinamiento de la cultura maya. Las figuras de las estelas copanecas siempre se representan con un mandil y una bolsa como las utilizadas por los chamanes en sus ritos. En las manos suelen sostener una caja o una barra, con ricas ornamentaciones en sus atuendos. En ocasiones se suele cubrir el reverso con signos jeroglíficos y caracteres, u otra figura que no aparenta tener una relación, pero como suele ser habitual, nos enfrentamos a otro enigma de los muchos que se producen en estos templos. Los altares forman parte de las estelas que se enfrentan, llegando no solo ha ubicarse unas frente a otras, sino que con frecuencia las inscripciones comenzadas en la estela concluyen en su correspondiente altar. Una de las más famosas es la que se denomina Congreso de Astrónomos, donde en uno de sus relieves, cuatro individuos de porte aristocrático conversan sentados.
Hoy en día, las estelas se han colocado en su posición original, al igual que muchos altares y relieves han sido restaurados para preservar uno de los principales emplazamientos artísticos mayas y probablemente el centro del mayor saber astronómico de la civilización antigua.
Tras vivir entre el siglo III y el siglo X d.c. un apogeo esplendoroso, a partir del año 900 y hasta el 1500 es abandonada paulatinamente. El español Diego García de Palacio descubre el lugar en 1570 y escribe impresionado una extensa relación de sus maravillas. Pero es John Lloyd Stephens quien inicia los estudios arqueológicos entre 1839 y 1841. Copán fue declarada parque arqueológico en 1845, siendo objeto de diversas restauraciones hasta la fecha.
Estela en Copán (Honduras) |
El conjunto de la Acrópolis se sitúa sobre una terraza de 5 hectáreas de unos 35 metros de altura profundamente entallada por el río Copán. En un momento indeterminado entre el año 900 y el 1500, este curso se desvió de su cauce y empezó a socavar la base de la Acrópolis, formando así el barranco. Los mayas ya habían presentido tal posibilidad y por este motivo levantaron un muro de contención con piedra y arcilla, que se demostró insuficiente. Durante las excavaciones de los años 40 se devolvió el río a su cauce original, pero nuevas amenazas de desbordamiento hicieron levantar con asistencia técnica de la Unesco, una pared de piedra en 1973, que hasta ahora cumple su papel a la perfección.
Entre las terrazas, pirámides y templos de diferentes épocas de Copán, tienen fama los denominados como el 26, el 11 y el 22. De este último, prestigiosos investigadores han llegado a escribir que es el "más bello y más decorado de los edificios de Copán, por no decir de toda el área maya". De forma alargada y rectangular, está dividido en dos salas de 30 m². Su elemento más excepcional es la puerta situada tras la zona de acceso a través de la cual se penetraba en las cámaras interiores. Antiguamente, la luz filtrada por el zaguán resaltaba la fantasmagórica decoración de la puerta con la representación del dios de la muerte. Las paredes de las estancias, hoy desnudas, bien pudieron haber estado decoradas con frescos. Se plantea que pudo ser el lugar más sagrado de Copán y exclusivamente reservado para los sacerdotes.
Junto a la explanada central, llamada de las Ceremonias, un estadio de 75 m², tres de cuyos lados poseen gradas escalonadas y el cuarto da acceso a la colina 4 al sur. En este llano de localizan diversos altares con un gran trabajo artístico. La explanada de la Escalera de los Jeroglíficos, por su parte, es una de las mayores obras del arte maya. En la plaza se levanta una escalera de 10 metros de anchura con 62 peldaños que en su origen daba acceso a un santuario sobre su cumbre del que se conservan valiosos relieves. La escalera tiene casi 2000 glifos esculpidos, la mayor inscripción de la civilización maya que se conoce, de la que sólo los 16 primeros escalones llegaron a nuestros días en su orden original.
Ruinas de Copán (Honduras) |
En la explanada Oriental se levanta la Escalera de Jaguares, cuyas estatuas tuvieron en su momento incrustaciones de obsidiana negra para imitar el pelaje de los felinos. también se encuentran en esta explanada las obras arquitectónicas de la Tribuna, la estela P y el altar Q.
Escalera de los Jeroglíficos de Copán (Honduras) |