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El hermetismo no trata de ver sino de comprender


He tardado años en comprender que los asuntos y datos importantes que han de conformar el camino de cada ser humano, no se encuentran expuestos de forma clara y concisa en aquellos lugares que representan la sabiduría popular. Todo principio iniciático parte de la premisa de estar compuesto de un velo sutil, que solo podrá ser desvelado por aquel que esté verdaderamente preparado para entender las palabras que ahí se condensan.
Se podría decir que son muchos los autores, pero pocos los que conocen sus nombres, pues se encuentran en el anonimato, bajo un manto de humildad y silencio, lo cual caracteriza a los iniciados en
el argot. Esto no significa que sus obras estén cargadas de esoterismo y complejas alegorías indescifrables. Ni tampoco son exclusivamente pequeños textos e imágenes que guardan una simbología que aparenta decir mucho más de lo que pueda reflejar al ojo no entrenado.
Los mensajes son pequeñas piedras en el camino que no tienen mayor interés para el caminante, pero que en el momento y lugar adecuado, se convierten en la piedra angular que cierra el círculo para quien la necesita. Porque los iniciados no son exclusivamente los alquimistas que pasan su vida entre libros y probetas, sino que la transmutación se produce en todos aquellos que en su vida persiguen un propósito, sea a través del viaje, el arte, la lectura, la construcción o la simple observación. Pues el iniciado no comparte un origen en común, ni un destino único. Todo aquel que eligió mucho antes de nacer seguir el camino, dejó previamente en su destino ese fino hilo de la tela de araña de Ariadna, la cual es necesaria ni no queremos perdernos en el laberinto. Es por tanto importante recorrer el camino, pero más importante aún es el conocer la razón de porque lo hacemos.
La obsesión de buscar no es por el simple hecho de llegar a un lugar concreto, sino comprender porque tomamos la decisión de buscarlo.
Tal vez se nos haga penoso el día a día. Es probable que el tedio nos invada ante la idea de permanecer atentos al movimientos de unos astros que parecen carecer de vida. Habrán momentos en que todo nos parezca una simple burla del destino, que nos entretiene con figuraciones e imágenes atractivas, mucho más elocuentes y consideradas que las páginas abruptas de nuestros textos. Incluso lleguemos a dejar de oír a las musas que nos inspiraron en el pasado, dejándonos en la más absoluta soledad, con una vida perdida y sin posibilidad de volver atrás. Son sin duda en momentos así, cuando más seguros debemos estar que el desierto en el que no encontramos abandonados está preparado para mostrarnos un haz de luz que durará solo unos instantes, pero que compensará con creces los esfuerzos de lustros entre tinieblas. Pues ya jamás volveremos a ver el mundo como antes, y sabremos que por millones de pasos que podamos dar en una vida, solamente uno puede cambiarlo todo para siempre.

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