Suelo
escuchar con demasiada frecuencia las quejas de muchas personas que
de un modo un otro se sienten molestas por el comportamiento de
aquellos que forman su circulo social.
La
crítica es siempre un ejercicio sano, si lo miramos desde la
perspectiva de que ha de ser constructiva y al mismo tiempo sirva
como acicate para estimular también nuestra personalidad y
costumbres. Con demasiada ocasión veo que aunque las criticas
que se
hacen, poseen un juicio del que no se puede dudar. Carecen al mismo
tiempo de la visión objetiva de aceptar nuestra responsabilidad en
la parte que nos toca del conflicto.
Asumir
que la libertad es un bien que no solo nos pertenece a nosotros, es
la base que sustenta el hecho de que muchas de las actitudes que
recriminamos, lejos de ser en muchos aspectos reprobables. Hemos de
admitir que nuestra capacidad para aceptar que todo aquello que nos
afecta no puede sustentarse bajo el mismo criterio que nosotros, nos
obliga a mantener una postura, digamos mas humana y reflexiva, de lo
que a priori nos podría parecer.
Los
limites para la acción personal no deben depender unicamente de
nuestra perspectiva. Pues la riqueza que varios conocimientos es la
que hace en su conjunto que tengamos la posibilidad de ir avanzando a
nivel social.
Un
ejemplo muy claro podría ser el mío propio. Pues en mi caso, la
forma que tengo de vivir mi vida es una comparación que puede
llevarnos a un punto de vista neutral. Hoy he pasado la tarde
paseando y leyendo por la playa. La imagen en si mismo nos puede
parecer a todo idílica. No creo que existan muchas personas que
objetaran sobre la opinión de que ese puede ser un broche final para
una jornada. El conflicto podría comenzar desde el primer momento en
que se ponga en balanza las cosas a las que cada uno tendría que
renunciar para poder vivir de la misma forma. No es alocado presumir
que muchos no estarían dispuestos a dejar de lado ciertas
comodidades o lujos, por a veces unas simples horas de paz.
Dependiendo luego del carácter de cada persona, es posible encontrar
incluso quien desde la envidia o la pereza, sea capaz de negarme ese
privilegio que disfruto sin hacer daño a nadie.
Dicho
así, podría parecer una exageración o una locura, pero son muchas
las personas que les resulta más sencillo dirigir sus frustraciones
contra aquellos a los que admiran, que aceptar el problema, tomando
la decisión de cambiar o aceptando las consecuencias de sus
acciones.
No
se puede negar que resulta más sencillo buscar culpables a nuestras
desgracias, que dedicar ese mismo tiempo en construir soluciones. Yo
también tengo que ser sincero. A veces me caigo. Y mientras estoy en
el suelo, me quejo de mi mala suerte. Pero como con toda historia, es
más satisfactorio ver todos los obstáculos que hemos superado, que
simplemente disfrutar del lugar al que hemos llegado.