El románico es el primer estilo internacional de Europa. Surge hacia
mediados del siglo XI y se desarrolla a lo largo del siguiente,
coexistiendo en la segunda mitad del siglo XII con la iniciación
del gótico. El nombre le fue aplicado en el siglo XIX por estimarse,
erróneamente, que sus formas derivan fundamentalmente del arte
romano. El románico es la culminación del largo proceso de ensayos
que suponen los estilos prerrománicos, a los que se incorporan
influencias bizantinas y orientales, que se reciben a través de
Italia, España y, más tardíamente, por el contacto directo de los
cruzados con las culturas del Mediterráneo oriental.
A la creación del estilo
contribuye poderosamente la orden benedictina, en especial el
monasterio de Cluny, que tiene su explícito testimonio histórico en
la organización de las Cruzadas, proyección de Europa hacia
Oriente. Asimismo, Cluny interviene activamente en la organización
de las peregrinaciones, que facilitan la creación y difusión de las
formas románicas, por lo que el estilo es propiamente consecuencia
de éstas, arte de los caminos de la peregrinación. Las
peregrinaciones principales se encaminan a Tierra Santa -pasando por
Italia-, al monasterio de Saint Michel, en la costa bretona; y las
más importante, la de Santiago de Compostela. A través de estos
caminos de la peregrinación va surgiendo el románico, pues los
ensayos y formas de una región rápidamente pasan a otras, ya que
cuadrillas volantes de canteros emprenden simultáneamente diversas
obras a lo largo de un camino.