La masonería se puede definir como una comunidad que busca la fraternidad. Aunque es complicado definir esta idea, la historia nos muestra que los procesos por los que ha pasado la masonería han influido de una forma u otra también al hombre y la sociedad.
Es importante tener en cuenta que la institución masónica no se puede considerar como un bloque homogéneo, ya que desde sus orígenes, se han producido infinitas evoluciones que fueron modificando el modelo original.
Una idea fundamental se mantenido desde el principio, el considerarse como una sociedad iniciática, definida según los antiguos constructores como una orden que se consagra al estudio de los misterios de la vida y una búsqueda de la evolución espiritual.
En las antiguas civilizaciones, tanto los albañiles como los maestros de obras desempeñaban un papel fundamental en la organización social. En el antiguo Egipto, el faraón se le consideraba el maestro de obras de las diferentes corporaciones artesanales. Y es que todos estos oficios precisaban de un proceso de iniciación, participando a su vez de forma directa en las labores de gobierno y religiosas. No se configuraban en el pasado como sociedades secretas, sino como parte fundamental del cuerpo social.
Durante la etapa de iniciación del cristianismo, se produce un vuelco importante en la situación de estas comunidades, en la que los secretos y el conocimiento que sólo era adquirido por los iniciados se comienza a ofrecer a todo el mundo, produciendo un recelo entre las capas sociales más altas, que por miedo a perder el control social, el poder o simple recelo, dan un revés a la actitud con estas fraternidades, persiguiéndolas y reduciéndolas al olvido en casos como los Esenios o los Terapeutas.
En la época medieval, los constructores de edificios seguían superando un proceso de iniciación para tener acceso a los conocimientos que le harían conocedor de la obra, en la que el maestro de obras resultaba ser uno de los personajes más respetados y admirados de su tiempo. Aunque ciertos factores políticos y económicos vuelven a mirar con recelo a estas comunidades, empujándolas cada vez más a la condición de sociedades secretas.
Al mismo tiempo, el oficio de constructor pierde cada vez mas importancia, considerando el trabajo manual como un acto vil y deshonesto. Otras ciencias como la hermética, alquimia y astrología son miradas con desprecio e incluso perseguidas bajo la denuncia de herejía. Y cualquier asociación es condenada bajo el pretexto de estar preparando una conjura contra el estado. Produciendo que estas logias de constructores, que ya vivían en el secretismo, reciban a todas estas ciencias con los brazos abiertos, creando el caldo de cultivo perfecto para la fraternidad entre sus miembros y el rechazo a cualquier clase de autoritarismo.
Ya en los tiempos modernos, se produce un nuevo cambio en la masonería, que partiendo de unos puntos en común, se aparta del contexto social original. Se comienza una etapa en que los valores iniciáticos se intentan mantener en una sociedad que ha perdido todo ese tipo de ideales. Sin embargo, incluso ante ese esfuerzo, las propias logias se ven afectadas por esta actitud, dando lugar a una imagen bastante conocida y popular de una masonería burguesa, que delegó a un segundo plano el simbolismo y la espiritualidad. Aunque dentro de la propia masonería, siempre se ha mantenido el esfuerzo por mantener y recuperar ese carácter iniciático, simbólico y fraterno.
Actualmente, cuando se habla de masonería, generalmente se entiende por la etapa que tiene su origen el 24 de junio de 1717, en la que unas serie de representantes de cuatro logias londinenses se reunieron para generar las bases de una logia madre que a día de hoy es conocida como la Gran Logia Unida de Inglaterra. Con esta centralización se cierra un ciclo de iniciados artesanos, para ser sustituidos por una nueva comunidad de masonería especulativa. En el pasado, los maestros de obra, eran primero especulativos cuando creaban de forma abstracta la planificación de las futuras catedrales y templos, para luego ser operativos modelando la piedra para extraer la belleza oculta en ella. La nueva masonería deja de estar formada por artesanos para componerse por los intelectuales, los cuales se mantienen exclusivamente en su calidad de especulativos.
Es importante tener en cuenta que la institución masónica no se puede considerar como un bloque homogéneo, ya que desde sus orígenes, se han producido infinitas evoluciones que fueron modificando el modelo original.
Una idea fundamental se mantenido desde el principio, el considerarse como una sociedad iniciática, definida según los antiguos constructores como una orden que se consagra al estudio de los misterios de la vida y una búsqueda de la evolución espiritual.
Catedral de St. Stephan (Viena) |
Durante la etapa de iniciación del cristianismo, se produce un vuelco importante en la situación de estas comunidades, en la que los secretos y el conocimiento que sólo era adquirido por los iniciados se comienza a ofrecer a todo el mundo, produciendo un recelo entre las capas sociales más altas, que por miedo a perder el control social, el poder o simple recelo, dan un revés a la actitud con estas fraternidades, persiguiéndolas y reduciéndolas al olvido en casos como los Esenios o los Terapeutas.
En la época medieval, los constructores de edificios seguían superando un proceso de iniciación para tener acceso a los conocimientos que le harían conocedor de la obra, en la que el maestro de obras resultaba ser uno de los personajes más respetados y admirados de su tiempo. Aunque ciertos factores políticos y económicos vuelven a mirar con recelo a estas comunidades, empujándolas cada vez más a la condición de sociedades secretas.
Al mismo tiempo, el oficio de constructor pierde cada vez mas importancia, considerando el trabajo manual como un acto vil y deshonesto. Otras ciencias como la hermética, alquimia y astrología son miradas con desprecio e incluso perseguidas bajo la denuncia de herejía. Y cualquier asociación es condenada bajo el pretexto de estar preparando una conjura contra el estado. Produciendo que estas logias de constructores, que ya vivían en el secretismo, reciban a todas estas ciencias con los brazos abiertos, creando el caldo de cultivo perfecto para la fraternidad entre sus miembros y el rechazo a cualquier clase de autoritarismo.
Ya en los tiempos modernos, se produce un nuevo cambio en la masonería, que partiendo de unos puntos en común, se aparta del contexto social original. Se comienza una etapa en que los valores iniciáticos se intentan mantener en una sociedad que ha perdido todo ese tipo de ideales. Sin embargo, incluso ante ese esfuerzo, las propias logias se ven afectadas por esta actitud, dando lugar a una imagen bastante conocida y popular de una masonería burguesa, que delegó a un segundo plano el simbolismo y la espiritualidad. Aunque dentro de la propia masonería, siempre se ha mantenido el esfuerzo por mantener y recuperar ese carácter iniciático, simbólico y fraterno.
Catedral de Notre-Dame (París) |