Con las siglas GPS se hace referencia al mundialmente conocido Sistema de Posicionamiento Global con el que se consigue en algunos casos determinar la posición de un objeto con un precisión de centímetros. Esta tecnología se basa en la recepción de las señales enviadas por 24 satélites del Departamento de Defensa de EEUU, los cuales orbitan sobre la tierra de forma controlada, cubriendo toda la superficie del planeta. Para un correcto funcionamiento, es necesario captar desde el receptor un mínimo de tres satélites con los que se realiza un cálculo por triangulación, obteniendo distancia y tiempo real de cada uno de ellos. Con esta información, los GPS actúan de calculadoras, interpretando constantemente nuestra posición en la superficie.
Durante la década de los años 30, el neurocirujano Wilder Penfield realizó una serie de estudios para determinar hasta que punto la mente estaba situada en el cerebro. A través de la estimulación eléctrica de diversas partes del encéfalo, como por ejemplo las áreas visuales o auditivas, descubrió que el paciente tenía alucinaciones. Y cuando estimulaba un área motriz, el paciente movía una extremidad. Lo curioso del caso es que, las personas al ser interrogadas, eran plenamente conscientes de los estímulos. Y todas afirmaban que aunque las respuestas no eran voluntarias, habían sentido una fuerza exterior que los obligaba a reaccionar así. Wilder Penfield Cuando los estímulos eléctricos se producían en el lóbulo temporal, que es donde se almacenan los recuerdos, los pacientes parecían revivir escenas del pasado, experimentando las sensaciones y pensamientos asociados a ellos. Parece ser con esto que nuestro cerebro se comporta como un disco duro que es capaz de almacenar todas las...
