Entender que en ciertos momentos de una guerra puede ser más peligroso el fuego amigo, que aquellos a los que combates, es un arma más poderosa que incluso el arsenal nuclear del que puedas disponer. Lo cierto es que en muchos casos, son tus propios compañeros los que dinamitarán tus barricadas, bajo la premisa de un supuesto apoyo logístico, que no deja de ser más que una estrategia para debilitar tu estado de ánimo, junto a las posibilidades de vencer al enemigo. Los espías, junto a los agentes dobles, han sido desde el primer momento que se desarrollaron las primeras estrategias de guerra, un arma para influir negativamente en el opositor. De ahí que según hayan avanzado los siglos, las guerras frías han sido cada vez más habituales entre países en conflicto. Incluso se ha dado el caso de este tipo de luchas dentro de un mismo territorio, a modo de guerras civiles, con la intención de derrocar gobiernos o instaurar nuevos regímenes que puedan ser más sabrosos para intereses espurios...
Juan Pedro Glez. Hdez.