No todos los días me levanto con la misma ilusión por compartir este espacio vital con el resto de mis congéneres. Me es complicado en momentos así el encontrar un vínculo similar con las personas y vecinos con los que convivo. En momentos así es cuando más le pido a Dios que me llene de compasión y amor para no caer en la desgracia del desprecio y el odio. Pero también es probable, y es algo que puedo confirmar después de todos mis años de estudio, que vivimos en una de las épocas más miserables de nuestra historia. Desde luego que hemos pasado por épocas en las que el ser humano se ha comportado peor que los animales, haciendo uso de una agresividad y crueldad qué pocas veces podemos ver reflejada en la naturaleza. Pero sin duda ese momento como este cuando disfrutando de las posibilidades que tenemos para adquirir conocimiento, nos dedicamos a la labor más vulgares y despreciable que solo el vicio, la tosquedad y la vulgaridad las han degradado a virtud. No quiero que estas pa...
Juan Pedro Glez. Hdez.